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16 de abril de 2008

Teoria y Fundamentos del Entreno con Cargas (part2)

- En los años 70 algunos investigadores encontraron, trabajando con animales, que el crecimiento del grosor del músculo que ocurría tras un entrenamiento de fuerza se acompañaba de un aumento del número de fibras musculares (Reitsma, 1969) (Hall-Craggs, 1970) (Sola, 1973). Si bien algunos de estos trabajos han sido criticados por la metodología experimental empleada (Gollnick, 1981), posteriores estudios, mas precisos en su metodología, realizados con animales han confirmado la existencia de hiperplasia de las fibras musculares tras el entrenamiento con cargas (Gonyea, 1986) (Alway, 1989).

El mecanismo por el que se produce la hiperplásia de las fibras musculares en animales es desconocido. Sin embargo se considera que podría estar causado por la activación de las “células musculares satélite” como consecuencia del entrenamiento con resistencias. Estas “células satélite”, descritas por Mauro (1961), son células de reserva no funcionales que se encuentran en el exterior de la membrana plasmática de la fibra muscular pero en el interior de la lámina basal. Cuando un ejercicio o una sesión de entrenamiento produce un daño celular en el músculo, se observa una proliferación de “células satélite” (Schultz, 1989) que puede reemplazar a las células dañadas (en el caso de que el daño haya sido tan grande que las células lesionadas mueran), o bien fusionarse con dichas células (en el caso de que el daño celular haya sido grande pero no hayan provocado la muerte de la célula). En este último caso, existiría un aumento del número de fibras. Al abrigo de estas hipótesis, la hiperplasia se produciría solamente tras aquellos entrenamientos que dañasen ligeramente las células musculares sin provocar su muerte. Este leve daño estimularía a las “células satélite” que, además de reparar el daño, crearían nuevas células musculares. Sin embargo, todas estas teorías, aunque encajan muy bien con la teoría de los procesos de adaptación debidos al entrenamiento, son meras especulaciones. (Juan J. González Badillo y Esteban Gorostiaga, - Fundamentos del entrenamiento de la fuerza. Aplicación al alto rendimiento deportivo-.)

Conociendo a fondo todos estos procesos biológicos, por los cuales nuestro físico va a obtener el resultado deseado tras un entrenamiento con cargas, podremos comprender y adentrarnos mucho mejor en las técnicas necesarias para obtener un óptimo rendimiento.


FUNDAMENTOS DEL TRABAJO CON CARGAS Y CONCEPTOS BASICOS

La terminología específica empleada en los entrenamientos con resistencias, en muchos casos, está bastante relacionada con la de otras especialidades deportivas. Los conceptos serie, repetición, ejercicio, calentamiento, etc. ya acuñados por otras disciplinas deportivas, se hacen de uso cotidiano para todo preparador y atleta del hierro.

Vamos, en primer lugar, a dejar claro los conceptos mas elementales que usaremos de forma habitual.

Ejercicio:

Es el conjunto de movimientos corporales a realizar.

- Es muy importante saber la ejecución correcta de la técnica, los músculos implicados, con qué objetivo la estamos realizando, las posibles variantes que pueda tener y las consecuencias que éstas originen.

- No olvidemos nunca que estamos trabajando con resistencias y que como consecuencia de una indebida ejecución de un movimiento en un determinado ejercicio podríamos entrar en umbrales de riesgo muy altos.

Repetición:

Es la realización (acción y efecto) del ejercicio completo, desde la fase inicial a la fase final, volviendo luego al punto de partida.

Ritmo de ejecución:

Es la proporción y el orden acompasado guardado en la sucesión de un movimiento y de otro diferente. Nos determina la velocidad a la que se realiza la repetición.

Vamos a detenernos un poco en este concepto y a indagar en los aspectos puntuales analizando con rigor cómo debe realizarse una repetición dependiendo de la velocidad y ritmo que ésta ha de tener.

- Siempre que el entreno tenga como finalidad la hipertrófia (otros objetivos deportivos entran también dentro de este análisis), el ritmo de ejecución ha de ser lento y fluido, sin parones y sin cambios de velocidad. De esta forma se consigue que en todo el vector de fuerza durante el recorrido, sean nuestras fibras musculares las que están moviendo el peso y no dar pie a que durante fases de este recorrido el peso se mueva por inercia o incidan de manera anómala en el ejercicio reflejos neuromusculares como el reflejo miotático; en algunas especialidades deportivas que utilizan el entreno con cargas como parte de su preparación se busca precisamente mejorar estos efectos neuromusculares.



(Leer parte3)

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